CDMX - Torre Latina
Sigma Unit se encargó de desarrollar y realizar el proyecto artístico en suspensión más emblemático de los últimos tiempos. Esto es un pequeño historial de como se hizo el logotipo de la ciudad de México en la fachada de la Torre Latinoamericana.

Este proyecto fue producido por la casa productora Vuela Global.
Dirección Técnica de Mikhail Shatin
Mike Negrete hizo el diseño bastante acertado de cómo los cuerpos humanos forman las letras, tomando en cuenta que Mike no es especialista en cosas aéreas y no hace acrobacia en arnés, le salió padrísimo.
El siguiente paso sería comprobar que los humanos verdaderos puedan realizar ciertas posturas. Pero esto podía esperar.
Primero que nada realizamos una visita a la torre para conocer las instalaciones y tomar las medidas necesarias. Prácticamente en esta primera visita es cuando nace el plan de rigging como tal. Posteriormente se afinan los detalles y se definan las necesidades técnicas.
Nuestro productor ejecutivo, Adrian García, estuvo desde el principio de este proyecto como hombre clave de producción, en otras palabras: es el hombre que hace que las cosas sucedan, así que un enorme agradecimiento a su talento y paciencia.



Después los riggers de Sigma, probaron en suspensión todas las posturas de las letras, les sacamos fotos y sobreponiendo las figuras en proporción a la locación, se definieron los detalles finales.


Ahora necesitábamos a una persona que estuviera a cargo de controlar el proceso de formación de figuras en letras, en otras palabras llevar a cabo los ensayos con el elenco.
El candidato perfecto para este trabajo, desde el principio era Daniel Adame, ya que cuenta con gran experiencia en trabajo con arnés, en composición coreográfica aérea y comprende a la perfección las necesidades de un proceso como este. Afortunadamente Daniel tenía tiempo disponible para unirse a esta aventura y así conseguimos a uno de los mejores coordinadores acrobáticos aéreos.
El siguiente paso era conseguir un elenco adecuado. No necesitábamos en realidad a los acróbatas aéreos, el criterio más importante era no tener problemas con trabajar en suspensión a gran altura. Por supuesto que el hecho de poder controlar su cuerpo en arnés y poder realizar diferentes posiciones era esencial, pero esto yo lo considero intrínseco.
Así que el departamento de casting de Anima lanzó una convocatoria con los requerimientos que desarrollamos en Sigma. Después de tres días de audiciones, en las cuales participaron cerca de 100 personas, se seleccionaron 23 candidatos, los cuales pasaron por un proceso de adiestramiento y preparación. Para fines de registro histórico aquí pueden consultar la lista del elenco de este proyecto.
ENTRENAMIENTOS
En el período de preparación nos concentramos en tres objetivos principales: acoplar el grupo, homologar los procedimientos y concretar la composición del logotipo.
Para acoplar el grupo desarrollamos un ciclo de acondicionamiento físico que todos, incluyendo a los riggers, realizábamos cada día. Entrenar juntos desarrolla una buena unión en el grupo, todos se conocen mejor y comienzan a confiar el uno en el otro. Por otro lado esto era necesario porque nuestros ejecutantes provenían de diferentes ámbitos profesionales y había una diferencia en las capacidades físicas. Era necesario unificar un poco el nivel de todos para lograr un mejor rendimiento y evitar posibles lesiones.
Homologar los procedimientos de seguridad y maniobras, era sumamente necesario porque, repito, debido a que nuestros ejecutantes provenían de diferentes ámbitos, estaban acostumbrados a hacer las cosas a su manera y en un proyecto de esta naturaleza no podemos permitir que cada quién haga lo que se le hinchen las ganas. Para esto se desarrollaron una serie de ejercicios de manejo de equipo que realizábamos cada día.





La gente debe adoptar ciertos márgenes de comportamiento como norma, y este proceso se realiza sin que se den cuenta, mientras están concentrados en sus deberes de ensayo. Así, cuando llegue el siguiente etapa, que es trabajar en una altura real, ya no habrá duda alguna respecto a como van a suceder las cosas y quien está a cargo de qué.
El tercer objetivo era por supuesto formar el logotipo como tal con cierto ritmo y velocidad.
Acrobacia aérea es una disciplina curiosa debido a que el cambio de altura puede afectar la calidad de tu ejecución de forma inesperada. Aunque en este proyecto no tuvimos un reto acrobático propiamente, sin embargo el hecho de trabajar en la altura mayor a 60 metros proporciona condicionantes psicológicos que afectan tu desempeño. Es por esto que antes de pasar al escenario principal, que es la torre Latinoamericana, fue necesario enfrentarse al reto de la altura. Para esto se programó la sesión de ensayos en la torre Chamizal de Tlatelolco.




Sucede que ningún proyecto artístico aéreo es igual al otro y para que todo suceda con seguridad y de forma adecuada es necesario crear protocolos de funcionamiento para cada proyecto en particular. Así en este caso para los ensayos en la torre Chamizal se desarrollaron protocolos específicos, desde los chequeos de seguridad hasta la respuesta en caso de emergencia. Teníamos unos cartelitos a la vista todo el tiempo, para ayudar a los chicos a enfocarse.



Los riggers de Sigma preparaban el equipo para cada ensayo, lo cual significa desplegar 2100 metros de cuerda, verificar todos los anclajes y cuidar a los ejecutantes en todo momento. Al terminar cada ensayo había que recoger estos dos kilómetros de cuerdas y resguardárlos de la lluvia. Así que llegábamos antes y nos íbamos después. Lo de siempre pues. Hombro a hombro con nosotros estaba el equipo de producción Adrian García y David Lombroso.
Los chicos del elenco se adaptaron a la altura muy rápido. Los que ya tenían experiencia en trabajo vertical a estas alturas apoyaban a los menos experimentados y en conjunto lograron formar un equipo serio y disciplinado. Cada quien en particular sabía a la perfección que tenía que hacer. Así que los ensayos marchaban como reloj. Las correcciones de nuestro coreógrafo, Daniel Adame, se realizaban rápido, así que logramos el resultado que buscábamos mucho antes del tiempo previsto.

En realidad cuando llegamos a la Torre Latina ya teníamos todo listo. Ya habíamos desarrollado nuevos protocolos de seguridad, todo el equipo tanto Sigma como el elenco ya sabían lo que tenían que hacer y la producción se adaptó al hecho de convivir con el edificio que tiene oficinas, museo y restaurante funcionando todo el tiempo.
El único contratiempo presentó el período de montaje de sistemas de rigging ya que la torre Latina es menos amigable en cuestión de anclajes que lo que teníamos en la torre Chamizal. Pero esto no nos preocupaba en absoluto ya que estábamos listos en todos los demás parámetros del proyecto.


Los riggers que hicieron este proyecto posible








Como invitado especial en este proyecto trabajó con nosotros un gran amigo, rigger artístico con muchos años de experiencia y un fotógrafo profesional, Lóránt Vörös. A parte de sus deberes de rigger a él le debemos muchisimas fotos increíbles de esta gran aventura.


